Una casa de patios y pabellones, donde se viven los conceptos de la arquitectura moderna en las montañas colombianas, es el medio para entender la visión de mlrg.a estudio de arquitectura.
El proyecto Patio y pabellón en la montaña del estudio de arquitectura mlrg.a, fundado por Miguel Santiago Motoa Solarte y Diana González Moreno en Santiago de Cali, es una casa que se afinca en el terreno a través de elementos que dan independencia a los espacios interiores y se funden de mejor manera con el entorno, labor que se completa gracias a materiales y técnicas.
En IDEOLOGY intercambiamos preguntas con los arquitectos sobre el proyecto y su visión de la arquitectura actual, muy encaminada a un futuro de expresión personal, que se sustenta en el conocimiento académico para alejarse de las tendencias.
¿Cómo se trabajó el proyecto Patio y pabellón en la montaña? ¿Cuáles eran las necesidades y cómo se solucionaron?
Atendió a dos líneas de interés. De una parte, a una investigación acerca de las posibilidades que ofrecen los sistemas de patios -tema que hemos venido ensayando conceptualmente en la academia y operativamente en los concursos públicos- y, de la otra, a la carga simbólica asociada con el hogar y el lugar de la implantación — el fuego, el suelo y el cielo —. De nuevo, el nombre de la casa alude a una doble condición: la muraría, de los patios excavados en el suelo, y la porticada, de los pabellones edificados en el aire abiertos al horizonte.
El encargo lo recibimos de una pareja de profesionales de la salud (un médico y una fisioterapeuta) con dos hijos que, para ese momento, estaban finalizando sus respectivas carreras universitarias, motivo por el cual se nos solicitaba que existiera una relativa autonomía en el núcleo familiar. Este requerimiento se solucionó por medio de la disposición del programa en zonas y niveles caracterizados funcionalmente — articulados con un sistema de pasos, escaleras y vacíos —, para permitir el ingreso directo desde la calle, garantizar la adecuada comunicación con las zonas de servicio (cocina y oficios) y facilitar la permanente renovación del aire. En la planta alta se encuentra el hogar con la habitación de los padres y en la planta baja las habitaciones de los hijos con la zona de ocio. El elevador y la rampa de ingreso a la zona de servicios se consideraron porque los padres querían contar con una solución a las restricciones en la movilidad que, eventualmente, podrían aquejarlos durante su vejez.

¿Qué tan retador fue el diálogo con el terreno? ¿Los materiales hicieron parte de este diálogo?
La pendiente fue un tema especialmente complejo, debido al ángulo de la inclinación existente en los dos sentidos del terreno. La propuesta de intervención consistió en configurar una secuencia de recintos que ofrecieran cierta distancia con la vía pública y condujeran al nivel del hogar, al cual se ingresa por medio de un patio deprimido. Se pretendía ofrecer un contraste entre la apertura visual al horizonte, experimentada en los recintos y las plazuelas de ingreso, y su clausura con la correspondiente apertura al cielo, experimentada en el patio de ingreso al hogar.
La intención con los materiales fue la de establecer una selección de diferentes técnicas constructivas que se unificaran en la tonalidad de la tierra preexistente en el lugar: el concreto fundido en el sitio, los diferentes formatos de la mampostería en bloque, el revestimiento de piedra caliza y la gravilla del suelo ocre en contraste con la carpintería de madera clara y metálica, pintada de azul óxido. Esperamos que más allá de la aparente neutralidad del color, la sombra arrojada sobre las superficies revele las texturas de las técnicas artesanales empleadas.
¿Cómo definirían este momento de mlrg.a? ¿Qué viene en el camino?
Estamos en una etapa de organización del sistema de trabajo y el registro de los productos realizados, con la intención de operar de manera independiente y eficiente en los campos de interés que nos hemos propuesto desarrollar en el futuro: el proyecto, la investigación y medios alternativos, como la fotografía.
En este momento empezamos la gestión y el proyecto de un pequeño edificio de servicios en Cali. También está en espera la entrega de una investigación sobre temas del arte ante un tribunal de Madrid, el desarrollo de un documento sobre la preservación del patrimonio gestionado con una fundación local y, a pesar de los problemas que conlleva su organización, no hemos perdido el interés de participar en proyectos de concurso, porque son una ocasión para ensayar temas estudiados en la oficina y la academia.

¿Cuál es la visión de la arquitectura en el estudio?
El nombre alude a la colaboración intensa de un pequeño grupo de arquitectos que compartimos la admiración por una determinada manera de entender el oficio. Tenemos claro que la mejor arquitectura está en la memoria, el papel y las aulas, porque su condición, de autonomía e independencia, la mantiene relegada a los márgenes de la producción actual. Sin embargo, a pesar de todo esto, valoramos la insistencia, los intentos fallidos y la producción personal de un corpus disciplinar que, eventualmente, en algún momento pueda encontrar su sitio.
Nos interesa comprender las posibilidades técnicas y expresivas que tiene la fabricación de las piezas que intentamos producir y, en general, los niveles de significación asociados a la obra. Porque consideramos que en la relación establecida con el cuerpo se pueden poner en relevancia las cualidades disciplinares que permiten superar los eslóganes o las teorías generales que, la mayoría de las veces, funcionan como un vestido superficial en la divulgación del oficio —sean éstas las ciencias ambientales, sociales o filosóficas —.
¿Cuál es el proyecto de sus sueños?
Más que un proyecto específico, la aspiración que compartimos consiste en revelar las variaciones expresivas de temas ensayados, de manera sucesiva y reiterada, en las series de obras producidas en la oficina: la relación establecida con la escala, la luz, el peso, el equilibrio y el horizonte activados por medio de los mecanismos empleados en esas obras. Un autor, a quien admiramos, ha expresado su voluntad de participar de un rito, en una continua reelaboración de las cosas.
Diana, ¿cómo ha sido la experiencia en la Unidad Docente Martínez Santa-María?
Muy formativa y la aceptación del cuerpo docente ha sido cálida y generosa, porque he tenido la fortuna de acceder a sus formas de interpretar el proyecto y comunicárselo a los estudiantes: identificar un tema, revelar sus cualidades sensibles y expresarlo de la manera correcta. El taller tiene una aproximación al oficio que considero cercana a nuestro modo de operar, basada en la tradición de los maestros, distantes o desaparecidos quienes, a manera de ejemplo, se traen permanentemente a las aulas. De manera particular, el curso que acaba de finalizar, se desarrolló a partir de los conceptos del límite y el horizonte, puestos en práctica en la pequeña isla de Tabarca, en el Mediterráneo. En una primera instancia del ejercicio de taller se realizó un levantamiento colectivo y, posteriormente, se acompañó de intervenciones individuales parciales en lugares previamente determinados. Llevo cuatro cursos colaborando como mentora y también estaré en el próximo curso que empieza en el mes de septiembre.
Ambos tienen relación con la academia y la formación de los arquitectos del futuro, ¿cómo ven a las nuevas generaciones?
Tenemos la pretensión de transmitir e identificar, en la manera de operar de los estudiantes, el desarrollo de una búsqueda de largo aliento —ajena a las modas, la impaciencia y la inmediatez solicitada en estos tiempos —. Que se apoye en la comprensión de las cualidades formales presentes en el espejo roto de la historia y en la interpretación personal que puedan hacerse en situaciones actuales específicas. Quisiéramos insistir en que confiamos en que las nuevas generaciones forjen un camino personal, con cierta distancia crítica y alejados del resultado inmediato más comercial.